lunes, 26 de octubre de 2015

Invertir para ahorrar. Ahorrar para no contaminar



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Invertir para ahorrar. Ahorrar para no contaminar.

No estamos muy acostumbrados a pensar que podemos ahorrar llevando a cabo una rehabilitación energética por ejemplo en nuestras viviendas,  con sólo cambiar las ventanas, o aislar bien los interiores, o simplemente colocando una caldera de biomasa doméstica para aportar calor en el invierno. Con estas actuaciones, conseguimos ahorrar en el consumo de energía, en nuestra economía y generamos menos residuos tóxicos que  van a el aire.  Partiendo desde la óptica de  que no tenemos una cultura del mantenimiento de nuestros edificios,  no interpretaremos la siguiente fase, que es la de actuar para frenar nuestros consumos energéticos, de luz y gas.  Pero con un poco de interés y buen asesoramiento, nuestra óptica variaría en pos de una actitud actuante. Porque de lo que se trata es de dotar a nuestras viviendas de confort, y conseguir unos ahorros anuales en nuestras economías, pero también tenemos que incluirnos en las ayudas y subvenciones que desde la administración están concediendo para desarrollar proyectos de reformas y rehabilitaciones energéticas. Y por qué decimos incluirnos, pues porque debemos de utilizar las herramientas que la administración pone a nuestra disposición en forma de ayudas, bien por vía web, o por vía de profesionales, y así conseguir el conocimiento de las ayudas que conseguiremos y que nos ayudarán a reducir nuestra el coste de la obra y por otro lado la de conseguir una mejora significativa en nuestras viviendas y edificios, ya sea desde la accesibilidad, puesta a punto de ascensores, cambios de ventanas, renovación de instalaciones, aislamientos de fachadas e interiores, y un sinfín de actuaciones que están subvencionadas, tanto a nivel particular como a nivel de comunidades de vecinos, así como a entidades locales, administraciones e instituciones. Actuar es corregir nuestros excesos, aunque de lo que se trata es de conseguir un  ahorro en nuestras facturas, y de paso ayudar a nuestra mermada economía. Existen en todo caso unas ayudas que nos facilitaran la tarea de acometer una obra de construcción en casa, y son muchas otras ayudas las que circulan por las administraciones públicas en las diferentes regiones del Estado Español.
En el  ámbito de las oficinas el cambio de hábitos energéticos en un edificio de oficinas, unido al de obsoletas máquinas expendedoras de bebidas y comida, conlleva una inversión de cero euros, pero un ahorro en la factura de la luz de 13.000 euros al año, más de mil euros mensuales. Si trasladamos el cambio de hábitos y la nula inversión a un centro de mayores dimensiones, por ejemplo una universidad, el ahorro anual alcanza los 261.000 euros. Son datos extraídos del último estudio Consumos, medidas y potenciales ahorros en edificios, elaborado por la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética (A3e). Documentos como este, y el del Grupo de Trabajo sobre Rehabilitación (GTR) del Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama), evidencian el camino que aún queda por recorrer en España.




 Lo que menos consume ( desde luego )  es la bombilla apagada, no el led”, ya que “por 15 euros se instalan sensores de presencia para el encendido de luces y, por algo más, grifos con temporizador que incrementan el ahorro, aunque si se quiere ir a la yugular de la eficiencia hay que acudir a la climatización, que permite alcanzar hasta el 50%, y a el aislamiento interior y exterior de nuestras casas. ”. En el estudio referido a una vivienda de 100 metros cuadrados de la vertiente atlántica, presente en el documento de A3e, consta un ahorro de casi 600 euros anuales solo con mejoras en el aislamiento que suponen 6.000 euros de coste inicial, amortizables en siete años si se obtienen ayudas públicas. El 50% se consigue al añadir la modernización de las instalaciones térmicas (calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración) y/o introducir energías renovables. Son 10.000 euros más de inversión, que se amortizan en unos diez años. Otro ejemplo de actuaciones a llevar a cabo es la de poner un ascensor, en la que conseguiremos un mínimo de 10.000 euros en ayudas cerca de un 35 % del presupuesto final.
Con las energías renovables en el hogar ocurre que ha llegado antes la convicción económica que la conciencia ambiental. Así se expresaba en un reportaje de este otoño de la revista Energías renovables, donde se analizaban siete estufas de biomasa (de pélets, pero también de leña) y los ahorros en calefacción conseguidos, que fluctúan entre el 20% frente al gas y el 50% frente al gasóleo. Los fabricantes consultados coinciden en resaltar la motivación económica de los clientes, también el dónde y cómo se va a utilizar el equipo de calefacción: aislamientos de la casa, si hay o no ventanas de doble cristal, la altura de los techos y el uso que se le vaya a dar.
Existen otras medidas  de control solar (persianas, cortinas, toldos…), de integración de las instalaciones, monitorización y control automáticos, ventilación natural, sustitución de cerramientos o aprovechamiento del vapor generado en la combustión. Las inversiones, retornos y ahorros varían notablemente según el caso analizado: universidad, residencia, museo, vivienda, hospital y oficinas. Podemos ser  prudentes a la hora de sumar y establecer ahorros totales, pero viendo el perfil de una residencia con 200 camas y un consumo anual de 343.000 euros, no resulta descabellado apreciar que con que el aislamiento del edificio (85.700 euros de ahorro anual), la iluminación led (9.300 euros) y una instalación solar térmica (52.600 euros) se supera ya el 40% de ahorro. La iluminación es el factor clave en estos últimos y las oficinas, y la climatización en hoteles y hospitales.





Pero tampoco es cuestión de crear falsas expectativas de ahorro en cualquier edificio y lugar, sobre todo de viviendas. “Los ahorros del 50%, y más, se pueden conseguir en los construidos antes de 1985, pero los que se levantaron a partir de 1990, y sobre todo en este siglo, ya con mejores aislamientos, permiten alcanzar en torno al 25%”  Sin embargo, queda mucho por hacer. La trasposición efectiva de la directiva europea de eficiencia energética podría dotar a todo tipo de edificios de importantes ahorros y crear una economía de la rehabilitación y un nicho de empleos que penden de un hilo. Y no olvidemos que a el factor económico, hay que sumarle el factor medioambioambiental .


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